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Editorial - Quand la France s’en va-t-en guerre, ce n’est pas pour la liberté des peuples !!!

Miércoles 13 de abril de 2011, por Robert Paris

LA VOIX DES TRAVAILLEURS

« Travailleurs de tous les pays unissez-vous »

Karl Marx


Afghanistan, Niger, Côte d’Ivoire, Libye, les troupes françaises sont partout en train de faire le coup de feu. Même si le peuple travailleur de France ne sait rien des buts réels de l’Etat et des classes dirigeantes dans ces régions, il est directement visé lui aussi par ce que sont ces attaques contre tous les peuples dont les buts n’ont d’autre objectif que de raffermir les intérêts des grands groupes capitalistes hexagonaux dans le monde.

Il est indispensable et urgent que le peuple travailleur de France se démarque des classes dirigeantes et dénonce les buts de guerre impérialistes, capitalistes et meurtriers de l’Etat français et des trusts français dans le monde.

Qui peut croire qu’en l’espace d’une semaine, la France grande amie de Khadafi est devenue le partisan de sa chute et du peuple qui se bat contre ce dictateur sanguinaire ? Qui peut croire que la France de Sarkozy et Total ne mise pas sur le pétrole bien plus que sur la liberté des peuples ?

Non, en Tunisie comme en Egypte comme dans le Golfe, la France soutient les dictateurs et la Libye n’est même pas une exception. Et la principale dictature que l’Etat français soutient est celle des classes dirigeantes sur le monde, pétrole inclus...

Dans les pays du Sahel, c’est l’uranium du Niger qui vient en tête car c’est la clef des succès du nucléaire français dont la catastrophe du Japon fait partie...

Dans les pays du monde arabes, c’est bien entendu le pétrole...

L’Afrique, le Maghreb et le monde arabe font toujours partie des visées impérialistes de la France.

Les quarante trois milliards d’euros annuels des échanges avec le Maghreb pèsent bien plus que la révolution qui parcourt cette région et ils pèsent en sens inverse d’une solidarité avec les peuples !!!

Qui peut croire aussi qu’en Côte d’Ivoire, ancienne colonie française où les patrons français font la loi, l’armée française défende la liberté du peuple ivoirien ?

La guerre qui se poursuit depuis des années en Afghanistan a suffisamment montré que les guerres de la France dans le monde n’ont rien à voir avec la liberté des peuples et leur sécurité !!!

Le peuple travailleur de France n’a rien à gagner aux guerres de l’Etat français !

Un peuple libre n’est pas un peuple qui bombarde aux quatre coins de la planète.

Nous diffusons ci-dessous le texte en espagnol de GSI :

Magreb y Medio Oriente: la realidad del imperialismo francés

Escrito por GSI - Francia

Lunes 04 de Abril de 2011

“Simpatía”, “solidaridad”, cuántos buenos sentimientos en la “izquierda” francesa, ahora que el Magreb y Medio Oriente son teatro de procesos revolucionarios obreros y populares sin precedentes desde la “descolonización”.

Pero más allá de las declaraciones de buenas intenciones, ¿qué hay de apoyo real a los trabajadores y a los jóvenes? Absolutamente nada. Ninguna campaña unitaria de apoyo, ni una denuncia a nuestro imperialismo que, sin embargo, ocupa un lugar muy especial. Por su actitud, esa “izquierda” capitula nuevamente a los intereses de la burguesía.

Históricamente el imperialismo francés mantiene en esos países relaciones estrechas, por medio de las cuales supo defender sus intereses después del proceso de “descolonización”. Allí posee un papel de liderazgo, particularmente para completar el dominio imperialista, que concentra su acción en Medio Oriente financiando ampliamente a sus aliados a cargo de la pax americana, Israel y Egipto al frente.

Una presencia histórica

El Magreb y Medio Oriente son uno de los terrenos de caza privilegiados del imperio francés, por los cuales ya tuvo que enfrentar a los otros imperialismos y a las poblaciones locales. El objetivo, desde fines del siglo XIX, es establecer un vasto territorio continuo en el norte de África por medio de violencia y baños de sangre, como en Argelia, donde un tercio de la población desapareció entre 1830 y 1872; por amenazas, como en Túnez, donde la influencia italiana fue cuestionada por el protectorado de 1881; o por negociaciones, como en Marruecos, donde ya tuvo que aceptar parte de las exigencias alemanas para establecer el protectorado francés en 1912.

El Medio Oriente no fue olvidado. Si el control del Canal de Suez y, por lo tanto, del comercio marítimo escapó del imperialismo francés en provecho de los británicos en 1882, el Tratado de Versailles (1919) le permitió expandir su esfera de influencia a las antiguas colonias alemanas (Siria y Líbano). La emancipación parcial de esas colonias se hizo bajo la presión de las burguesías nacionales entre 1945 y 1962, en plena Guerra Fría. Aunque se trata aquí de una derrota para el imperialismo francés este consigue mantenerse en posición de fuerza. Es difícil renunciar a dos siglos de historia colonial, sobre todo con tales intereses económicos y políticos en juego. El proyecto de la Unión para el Mediterráneo, lanzado por Sarkozy en el 2008 es muestra de eso.

¿“Tercer mundo” o semicolonia?

Países en vía de desarrollo, países emergentes, países menos avanzados, tercer mundo, incluso cuarto mundo... Tantos conceptos creados por las ideologías burguesas para enmascarar una realidad: la de la supervivencia de un régimen de ocupación semicolonial o, incluso, colonial en la inmensa mayoría de los estados llamados “descolonizados”. Tratan de explicarnos que la adopción de la liberalización de los mercados, de la división internacional del trabajo y de la sacrosanta propiedad privada les permitirá alcanzar un día a los países “desarrollados”. Una fábula atrayente, como si pudiese ocultar el cinismo de la realidad: el capitalismo organiza el pillaje económico y la sumisión política de esos países. Y lo hace por una sola razón: la tasa de ganancia.

Las diferentes vías del imperialismo

En el Magreb, Francia ocupa una posición económica de primer orden. Los intercambios comerciales entre Francia y la Unión del Magreb árabe representaron 43 mil millones de euros en el 2008, de los cuales 15 mil millones fueron con Argelia, 10.5 mil millones con Marruecos y Túnez, 6 mil millones con Libia y menos de mil millones con Mauritania. Francia es el primer socio comercial del Magreb que, por su parte, es su más importante cliente fuera de la OCDE. Salen de Francia entre 15% y 20% de las importaciones de Argelia, de Marruecos y de Túnez. Y para Francia va entre el 20% y el 30% de sus exportaciones.

Las inversiones directas en el extranjero (IDE), o sea, los movimientos de capital realizados con el objetivo de crear, desarrollar o mantener una filial en el extranjero y/o de ejercer control sobre la gestión de una empresa extranjera, se encuentran en clara expansión desde el 2000: las empresas francesas invirtieron un promedio anual de 1.500 millones de euros, de los cuales 1.000 fueron fue en Marruecos.

En el Líbano estas inversiones se constituyen en el primer inversor, con 319 millones de euros en el 2008, sobre todo en telecomunicaciones y mercado inmobiliario. Francia es un financiador esencial para el Líbano: en el 2007, se le prestaron para la reconstrucción mil millones de euros. Veinticinco mil empresas francesas mantienen comercio con el Magreb, de las PME (Pequeñas y medianas empresas) a los pesos pesados del CAC40[1]. Hay alrededor de 2.500 filiales francesas o empresas locales, lo que significa varias centenas de miles de empleos en todos los sectores de actividad: turismo, telecomunicaciones, BTP (Construcción y Obras Públicas), bancos, energía, etc. Algunos ejemplos: Renault y Peugeot dominan el mercado automovilístico. Primer lugar en Argelia desde hace 3 años, donde Renault vende en el país más de 50 mil vehículos por año. La empresa prevé la construcción de una importante fábrica en Tanger, así como en Argel, para una capacidad total de 450 mil vehículos por año. Los offshoring, o sea, la descentralización de los servicios (centrales de asistencia, desarrollo de proyectos, contabilidad o compras), representan 32 mil empleos en Marruecos, 16 mil en Egipto y 8 mil en Túnez.

El sector se encuentra en pleno crecimiento gracias a los bajos costos de producción y a la proximidad geográfica. En el sector bancario los pesos pesados franceses se diferencian: BNP, Crédit Agrícola, Banque Populaire, Caisse d’épargne (Caja de Ahorro), Société Générale, Crédit Mutuel. Juntos, controlan algo de 2.500 agencias por medio de filiales y participaciones indirectas y llegan a controlar 50 mil millones de dólares en crédito. Como último ejemplo, los recursos minerales, que agudizan los apetitos de Total o GDF-Suez: petróleo y gas en Argelia y en Libia, pero también fosfato, hierro y cobre. En suma, el Magreb constituye una retaguardia para los capitalistas franceses en África.

Así, la SFR[2] adquirió, vía Marruecos Telecom, empresa de la cual posee el 53% de las acciones, empresas nacionales en Gabán, en Burkina Faso, en Mauritania y en Mali. En este último país, la competencia es fuerte con otro retador, Orange![3] Menos visible, pero de la misma forma eficaz, la defesa de la lengua y del sistema educativo francés permiten la preservación de vínculos “privilegiados”. Así, Argelia es la primera beneficiaria de los créditos de cooperación, particularmente en la enseñanza: seguimiento de la reforma LMD[4], desarrollo de masters profesionales, creación de polos de excelencia (“Escuela Superior Argelina de Negocios”, en el 2005), apoyo a la lengua francesa en la universidad, etc.

Por su parte, en Libia la presencia del imperialismo francés es “modesta”; y crece rápidamente. Ocupando la sexta posición en el ranking de proveedores de Libia, sus exportaciones a este país aumentaron, en el 2009 y 2010, en 52% y 33%, respectivamente. En Egipto la situación es muy diferente. Los negocios del imperialismo francés allí suman 17.1 mil millones de dólares, o sea, ¡la suma de las transacciones británicas e italianas con el país! En total, la presencia del imperialismo francés en el Magreb y en Egipto alcanza los 50 mil millones de dólares, lo que puede ser comparado con su influencia en Irlanda (52 mil millones) o en Grecia (59 mil millones).

Los comerciantes de cañones

El sector bélico no se queda atrás. Francia es el cuarto exportador mundial. Para el sector de la industria militar, el Magreb y Medio Oriente son esenciales. Entre el 2001 y el 2008, Egipto importó 12.3 mil millones de dólares en material militar, Israel 7,1 mil millones, Siria 6.5 mil millones y Argelia 4.9 mil millones. Todo sumado: 31 mil millones de dólares. Sobra decir que Nexter, Dassault, EADS, DCNS o incluso Safran están en los negocios. ¡Y pueden contar con el talento comercial de nuestros sucesivos gobiernos para la venta del material! Un ejemplo, entre otros, es Libia, a la cual Francia vendió una centena de Mirages, baterías de misiles tierra-aire, lanza-misiles, etc. Dos mil millones de euros en contratos estaban en discusión en los últimos meses para la compra de helicópteros, un sistema de vigilancia por radar y suministro de material de todo tipo.

Recordemos, incluso, que se venden solamente materiales ya superados, aunque tales materiales continúan matando a los trabajadores y a la juventud de una manera tan eficaz…! Aquí no existe ninguna moral más que la de la ganancia. Para garantizar que este “mutuo entendimiento” continúe, Francia multiplicó los acuerdos de cooperación policial y militar. Se trata de vender el “know-how” francés ayudando a reforzar el aparato represivo: misiones de especialistas, formación de élites, cooperación en materia de lucha contra el terrorismo o la inmigración clandestina. Siempre interviniendo militarmente, si es necesario, para preservar los intereses económicos y políticos de su burguesía: Costa de Marfil, Mauritania, Nigeria, Líbano o, incluso, Afganistán.

Por la derrota del imperialismo francés

“El contenido fundamental de la política del proletariado internacional es la lucha contra el imperialismo y su guerra. El principio fundamental de esta lucha es: ‘el enemigo principal está en nuestro propio país’ o ‘La derrota de nuestro propio gobierno (imperialista) es el mal menor’. [...] Los obreros de un país imperialista no pueden, por lo tanto, ayudar a un país antiimperialista por intermedio de su gobierno, cualquiera que sean, en un determinado momento, las relaciones diplomáticas y militares entre los dos países.

Si los gobiernos se encuentran en alianza temporal y, en el fondo incierta, el proletariado del país imperialista permanece en oposición de clase a su gobierno y provee apoyo al ‘aliado’ no imperialista de este por sus propios métodos, o sea, por los métodos de la lucha de clase internacional (agitación en favor del país colonial, no solamente contra sus enemigos, sino también contra sus aliados pérfidos: boicot y huelga en ciertos casos, renuncia al boicot y a la huelga en otros, etc.)”.[5]

Nuestro primer deber de militante revolucionario es combatir a nuestro propio imperialismo. Es por eso que el GSI impulsa desde hace un año una campaña unitaria por el retiro de las tropas francesas de África y de Afganistán, para redestinar los presupuestos militares hacia educación, salud y jubilaciones. Los trabajadores y la juventud da Túnez, de Egipto, de Libia y de otros lugares nos abren el camino: ¡organicémonos, movilicémonos y juntos impongamos la derrota al imperialismo francés!

Fuente: L’Internationaliste nº 107, marzo 2011.
Traducción: Laura Sánchez (del francés: Leandro Galastri)

[1] Indice de la Bolsa de Valores de París que mide periódicamente a las 40 empresas cuyas acciones poseen el mayor valor en el mercado.
[2] Sociedad Francesa de Radiotelefonía, empresa operadora de telefonía celular.
[3] Otra gran empresa francesa de operación de telefonía celular.
[4] Reforme “Licence-Master-Doctorat”, una reforma de la enseñanza superior francesa para adecuarla a los nuevos patrones neoliberales europeos.
[5] Léon Trotsky, Programa de Transición, 1938.


TEXTE DE GSI :

Impérialisme français, hors de Côte d’Ivoire !

Impérialistes, hors d’Afrique !

Depuis le 4 décembre dernier, à l’issue de l’élection présidentielle, la Côte d’Ivoire est entrée dans une nouvelle phase de sa crise politique. Cette élection, véritable mascarade, a vu chacun des deux candidats présents au second tour être proclamé vainqueur.

Le Président sortant, L. Gbagbo, a été déclaré vainqueur par un conseil constitutionnel tout entier acquis à sa cause, pendant qu’A. Ouattara l’a été par la commission électorale « indépendante », dispositif mis en place par un organisme qui n’a rien d’indépendant, l’ONU.

Les marxistes révolutionnaires pourraient être tentés de renvoyer dos à dos les deux protagonistes, tellement de prime abord ces personnages sont peu sympathiques. L. Gbagbo, membre de l’internationale socialiste qui n’a de « socialiste » que le nom, et A. Ouattara, ancien haut fonctionnaire du Fond monétaire international, ils sont donc les représentants de deux secteurs de la bourgeoisie compradore(1) de Côte d’Ivoire.

Toutefois, il n’est pas possible de tracer un signe égal entre les deux personnages, comme il n’est pas possible de considérer que les élections qui se sont déroulées en octobre et novembre 2010 ont été un tant soit peu loyales et justes. Car, tout d’abord, la Côte d’Ivoire est non seulement une semi-colonie de l’impérialisme français -essentiellement-, mais elle est aussi un pays occupé militairement. Il faut partir de là.

La Côte d’Ivoire, une semi-colonie

Comme tous les pays d’Afrique, la Côte d’Ivoire doit ses frontières à des traités internationaux signés par des puissances coloniales suite à des guerres de conquêtes ou suite aux deux guerres mondiales : les Africains n’ont pas eu leur mot à dire lors du Congrès de Vienne (1815), lors de la Conférence de Berlin (1885) ni lors du Traité de Versailles (1919).

Dès leur arrivée sur les côtes africaines(2), les colonisateurs ont détruit les structures politiques « précoloniales » de l’Afrique, ils ont poussé les Africains à s’affronter et ont tiré de ces affrontements de substantiels profits, dont la traite négrière constitue l’aspect le plus sinistre.

Les colonisateurs se sont bâtis de véritables empires dans lesquels ils ont enfermé des populations qui n’avaient pas forcément choisi de vivre ensemble. « Diviser pour régner » est la devise des impérialistes, en Afrique plus qu’ailleurs, et les moyens pour diviser ne manquent pas, dont la corruption, dont l’entretien de forces mercenaires, dont la propagande raciste et xénophobe.

La Côte d’Ivoire n’échappe pas à ce cadre. Elle regroupe dans ses frontières des peuples qui se réclament de soixante « ethnies » (si tant est que cette notion puisse être définie scientifiquement) rassemblées en cinq grands groupes qui pratiquent une trentaine de langue, dont une officielle : celle de la puissance coloniale.

Selon les statistiques de l’Etat ivoirien, un quart des habitants sont des « étrangers », ce qui est vrai pour les ressortissants européens ou étasuniens, mais ce qui est relatif (vu les conditions du tracé des frontières des pays d’Afrique) pour les ressortissants du Liberia, de la Guinée, du Burkina-Faso et du Ghana, tous pays frontaliers de la Côte d’Ivoire. D’un point de vue religieux, outre qu’un Ivoirien sur six ne revendique aucune pratique religieuse, le Christianisme (catholique ou réformé), l’Islam et l’Animisme se partagent le marché.

La période dite de « décolonisation », si elle a abouti à des indépendances formelles, n’a pas débouché sur des indépendances réelles, en ce sens que la réalité du pouvoir réside toujours dans les conseils d’administration des sociétés transnationales et dans les gouvernements impérialistes à leur service.

La Côte d’Ivoire est toujours la chasse gardée de l’impérialisme français, dans une situation de crise du système capitaliste qui voit les puissances impérialistes s’affronter de plus en plus durement pour l’accès aux matières premières et aux débouchés. Cet affrontement se renforce, alors que la « gamelle » qui permet de corrompre les gouvernements (soi-disant indépendants) des semi-colonies se réduit tous les jours, aiguisant ainsi les appétits des factions liées à tel ou tel secteur de l’impérialisme.

La Côte d’Ivoire, un pays occupé

Depuis son « indépendance », la Côte d’Ivoire a toujours abrité une base de l’armée française, sous le prétexte d’un « accord de défense mutuelle ». Les troupes françaises engagées en 2002 sur le terrain ont ainsi été jusqu’à tirer sur des civils : elles en on reçu l’ordre du pouvoir politique français, soucieux des intérêts bien pesés des Bolloré et autre Bouygues.
L’ONUCI, force internationale présente en Côte d’Ivoire, comprend 8000 soldats venant de 50 pays, essentiellement d’Afrique, mais aussi 170 soldats français du génie. La « Force Licorne », sous commandement français, est sensée venir en appui de l’ONUCI : cela tombe bien, car elle est constituée pour l’essentiel du contingent français stationné en permanence en Côte d’Ivoire.

Rappelons que le prétexte au déploiement de l’ONUCI avait été la guerre civile qui s’était déchaînée, en 2002, après l’échec de la tentative de coup d’état pour renverser L. Gbagbo, alors au pouvoir suite à... son élection incontestée de 2000. Un des éléments du mandat de l’ONUCI, contenu dans les accords de Marcoussi-Kléber signés par les protagonistes de la guerre civile, était le désarmement des forces du nord et leur intégration à l’armée ivoirienne..., ce qui n’a pas été fait.

L’élection de novembre 2010 s’est donc déroulée dans un pays occupé et divisé militairement par la volonté des impérialistes, au premier plan desquels l’impérialisme français et l’impérialisme étasunien.

Or, suite à l’accord discret et subtil intervenu en 2002-2004 entre Bush et Chirac, on retrouve aujourd’hui Sarkozy et Obama en première ligne pour exiger avec « la communauté internationale » (la taverne de brigands de l’ONU) le départ de L. Gbagbo...

La CDEAO, Communauté des états d’Afrique de l’Ouest, joue les « médiateurs » tout en s’annonçant prête à une intervention militaire en Côte-d’Ivoire en tant que bras armé des impérialistes, à l’image de la MINUSTAH en Haïti. Une intervention à laquelle le Ghana a d’ores et déjà annoncé renoncer... De son côté, l’impérialisme britannique fait valoir ses offres de service… A titre gratuit ? On peut en douter...

Rompre avec l’impérialisme !

Alors que les bruits de bottes se font entendre de plus en plus bruyamment, les sulfureux avocats R. Dumas et J. Vergès sont allés rencontrer L. Gbagbo. Ils demandent un recomptage des voix et une vérification des procès-verbaux électoraux. Déclarons-le sans détour : avec de tels amis, L. Gbagbo n’a pas besoin d’ennemis.

Beaucoup se penchent avec inquiétude - et avec raison - sur les leçons du Rwanda où l’impérialisme français, après avoir armé et entraîné les génocidaires, avait protégé leur fuite au Zaïre voisin. Mais s’inquiéter ne suffit pas : il faut s’opposer à toute présence des impérialistes en Côte d’Ivoire, il faut exiger sans attendre le retrait immédiat des troupes françaises et des troupes de l’ONUCI.

La pleine et entière souveraineté de la Côte d’Ivoire, comme de tous les pays d’Afrique, passe par la rupture avec l’impérialisme. C’est la leçon que Lénine nous a donné, déjà en 1916, avec la polémique sur le droit des nations à disposer d’elles-mêmes : à l’époque de l’impérialisme, l’indépendance complète des nations opprimées passe par la lutte pour le socialisme, c’est-à-dire pour la fin du capitalisme et par la socialisation des moyens de production et d’échange.

Le départ de Côte d’Ivoire des parrains d’A. Ouattara, les troupes impérialistes, est le premier préalable ; mais nous posons la question à l’ancien protégé de l’impérialisme, L. Gbagbo : êtes-vous prêt à exproprier toutes les entreprises liées d’une façon ou d’une autre aux transnationales françaises et étasuniennes ? Etes-vous prêt à en remettre le contrôle entre les mains du peuple ivoirien ?

Là, est la clé de l’avenir de la Côte d’Ivoire : Impérialisme français, hors de Côte d’Ivoire !

Impérialistes, dehors d’Afrique !

(1) Le mot comprador, d’origine portugaise, désigne un bourgeois d’une semi-colonie qui tire sa fortune et sa position sociale des liens (essentiellement commerciaux) qu’il entretient avec une puissance coloniale.

(2) Nous n’abordons ici que la conquête européenne, les conséquences des conquêtes antérieures, menées par les Arabes, mériteraient un article en particulier.

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