HISTORICA. Vol. XI. NO l. Julio de 1987 CONQUISTA Y CONSOLIDACION: UNA COMPARACION ENTRE LAS OCUPACIONES DE LOS IMPERIOS W ARI E INKA EN UN VALLE PERUANO DE LA SIERRA Introducción Katharina J. Schreiber Departamento de Antropología Universidad de California, Santa Bárbara Durante el Horizonte Medio y nuevamente en el Horizonte Tardío, los Andes centrales del Perú cayeron bajo el dominio de un centro político único. El Imperio Wari (600-800 D.C.) del Horizonte Medio se expandió desde el área nuclear del Valle de Ayacucho y llegó a controlar gran parte de lo que hoy es la costa y sierra peruanas (lsbell y Schreiber 1978; Lumbreras 1974: 150-177; Schreiber 1986). El Imperio Inka (1450-1532 D.C.) del Horizonte Tardío conquistó toda la región andina desde Ecuador hasta Chile .. A pesar de que cada imperio surgió en épocas diferentes y de circunstancias disímiles, y aunque cada uno controló una extensión territorial total diferente, ambos tuvieron que enfrentar un problema similar. Este problema es el proceso de consolidación de nuevas provincias dentro de un sistema administrativo del nivel imperial, lo que implica la superposición de control político sobre áreas sumamente diferentes y distantes. El proceso de consolidación implica el balance de dos factores generales. El primero incluye las diversas necesidades del imperio: establecimiento de control político y económico en su territorio. En cada región el nivel de complejidad de la estructura administrativa provincial depende de varios 55 puntos que deben ser analizados, incluyendo la estructura organizativa del imperio, los niveles locales de hostilidad, la presencia de recursos específicos, la distancia desde el núcleo imperial y la proximidad a las regiones fronterizas. En otras palabras, en algunas áreas un imperio puede satisfacer sus propias necesidades tan sólo a través de instalaciones mínimas; pero en otras quizás requiera de instalaciones más importantes. Estas necesidades del imperio se relacionan con el segundo factor: la organización política local pre-existente. Si el imperio requiere de un alto nivel de autoridad centralizada en un área que carece de dicha estructura, tendría que efectuar su propia reorganización masiva del área. Por otro lado, si esa área ya fuera lo suficientemente compleja, el imperio estaría en capacidad de satisfacer sus necesidades a través del sistema local. Por el contrario, si el imperio no tuviera necesidades particulares en un área y tan solo necesitara mantener relaciones pacíficas y recaudar tributo de la misma, sus necesidades administrativas serían mucho menores. Si ya existiera algún grado de autoridad centralizada, se encontrarían pocas instalaciones imperiales. En otras palabras, las evidencias visibles de instalaciones imperiales foráneas no indican con certeza el grado de organización y control de una región. Uno de los primeros intentos para evaluar el control imperial en el Perú basado en datos arqueológicos fue el de Menzel (1959), quien halló que la ocupación Inka de la costa sur del Perú varió de valle a valle. Ella halló que las diferencias en el aspecto administrativo imperial estuvieron basadas, en gran parte, en la existencia de diferentes grados de control político local. Los Inkas aprovecharon la centralización local en aquellas áreas donde ésta existió, construyendo sus propias sedes administrativas en la capital local, o estableciendo un nuevo centro administrativo en otros casos, como el de Acarí, aprovechando un lugar abandonado que había dominado el valle en tiempos mucho más remotos (Menzel 1959: 129). Cuando Craig Mortis realizaba estudios en la sierra cerca a Huánuco, también notó que los Inkas tomaron en cuenta los sistemas administrativos locales al establecer los propios: 56 Los procedimientos administrativos que emplearon los lnkas fueron concebidos con el fm de satisfacer estas necesidades en situaciones diversas que con frecuencia eran difíciles o marginales. Fue necesaria una burocracia administrativa para mediar entre el estado y las comunidades locales. Los líderes étnicos y las estructuras burocráticas locales fueron aprovechados en aquellas regiones donde ello fue factible, y cuando és tos no existían o habían peleas o conflictos entre los grupos existentes, se tuvo que crear nuevas estructuras (Morris 1972: 397). Terence N. D' Altroy completó recientemente un análisis más detallado del sistema político Inka y el proceso por el cual éste se instaló en la región Xauxa de la sierra central del Perú. En su estudio halló que la estructura de la ocupación Inka dependió, en muchas formas, de la previa centralización política Wanka, y sólo puede entenderse si se la considera en ese contexto (D' Altroy 1981: 192-196). D'Altroy sostiene además, que posiblemente durante el período de dominación se dieron ciertas circunstancias que propiciaron una integración cada vez mayor de las élites locales en la burocracia imperial y en las cuales el estado imperial afianzó su control sobre grupos provinciales (D' Altroy 1981: 261-266). Es importante señalar que D' Altroy considera que el proceso de consolidación imperial es dinámico. Aunque todos estos estudios utilizan datos arqueológicos para interpre· tar la ocupación lnka, todos se basan en parte en documentos etnohistóricos para reconstuir la organización política incaica. En el presente estudio, el lm· perlo Inka es comparado con el Imperio Wari, que fue anterior, y del cual no existen evidencias documentarlas directas (cf. Zuidema 1973). En el caso Inka se utilizan documentos etnohistóricos como un medio para ampliar las interpretaciones del registro arqueológico, pero la comparación directa deberá basarse fundamentalmente en los datos arqueológicos. La investigación arqueológica de los imperios Las evidencias arqueológicas de la consolidación imperial de las regiones conquistadas incluye tanto evidencia directa de instalaciones imperiales como evidencia más indirecta de cambios ocurridos en la cultura local. Sin embargo, la identificación de estas características imperiales y cambios culturales locales sólo constituye el primer paso para entender este proceso. A fin de lograr una visión más completa del proceso de consolidación también debemos analizar los dos factores generales determinantes: l) las necesidades del imperio, tal como se las aprecia a través del carácter de las instalaciones imperiales de un área y del resultado final de su dominación de un área y 2) las condiciones locales pre-existentes, apreciables a través de la reconstrucción del sistema lo· cal inmediatamente anterior a la conquista. En 1981 se llevó a cabo una exploración del Valle de Carahuarazo (Gráfico 1) específicamente para estudiar los efectos de la dominación imperial sobre una cultura local (Schreiber 1982a, 1982b). Esta área fue considerada idónea para este estudio por dos razones principales. Primero, se pensó que dicho estudio debía estar localizado completamente fuera de los límites del área nuclear de pre-expansión de cualquiera de los imperios. El Valle de Ca- 57 rahuarazo está en el sur de Ayacucho, aproximadamente a 6 días de viaje a pie desde Wari y aproximadamente a 8 días desde Cuzco. La cerámica hallada en el lugar fundamenta esta separación espacial: en el valle no hay nin-. gún estilo de la pre-expansión ni de Ayacucho ni de Cuzco (Schreiber 1983). y segundo, los trabajos anteriores en el valle revelaron que se encontraría restos tanto Inka como Wari, indicando la posibilidad de que el valle haya sido dominado por ambos imperios. Otros estudios acerca de la ocupación Inka, tales como aquellos reumidos anteriormente, proveen una buena base de datos y de interpretación para casos específicos, sin embargo, es difícil sacar conclusiones más generales debido a que cada área es muy diferente a la otra en términos de su ubicación natural. El Valle de Carahuarazo ofreció la rara oportunidad de estudiar dos imperios en la misma región física. En este caso, las diferencias relativas al ambiente natural y las oportunidades y límites que éste valle impuso a las adaptaciones culturales -por ejemplo, recursos naturales disponibles para su explotación, límites a la producción agrícola- pudieron ser mantenidos al mínimo y las diferencias entre las dos ocupaciones imperiales pudieron ser mejor explicadas como el resultado de diferencias culturales. Se realizaron trabajos de investigación arqueológica en aproximadamente 120 kilómetros cuadrados, abarcando la mayor parte del valle, desde los 2,800 m. sobre el nivel del mar hasta una altitud de 4,000 m. Quedan aún por estudiar dos afluentes ubicados más arriba. En esta zona se llevó a cabo una exploración completa, registrándose alrededor de 80 sitios cuya antigüedad fluctúa entre el período precerámico y el período colonial. La recolección de artefactos en todos los lugares formó la base de la cronología cerámica, junto con las asociaciones estratigráficas de excavaciones anteriores efectuadas en Jincamocco. La cronología, por lo general definida para el Período Inicial y el Horizonte Temprano, proporciona una buena cantidad de detalles con respecto al Intermedio Temprano y al Horizonte Medio, así como esbozos del Intermedio Tardío y Horizonte Tardío. Se prestó atención especial al registro de la arquitectura de cada sitio, ya que era evidente que éste era un punto clave para la identificación de características no locales. Además de los sitios de ocupación se registraron otras características que incluían aspectos defensivos, caminos prehispánicos, puentes prehistóricos y la construcción de andenes. Varios documentos etnohistóricos proporcionaron detalles adicionales acerca de la ocupación Inka del valle. Dos documentos españoles, la cédula de encomienda de 1540 (presentada por Cock 1981) y una relación española de 1586 (Monzón 1881), brindaron detalles de los patrones de asentamiento local y de características Inka. La famosa carta de Felipe Guaman Poma de 58 Ayala enviada en 1613 (?) al rey de Espafía (Guaman Poma 1936), también sirvió de ayuda, ya que él vivió gran parte de su vida en este valle. En este trabajo trato de hacer dos cosas básicas. Primero, se presentan los resultados de la investigación de 1981 en relación a cada uno de los dos imperios. Para lograr consistencia, los datos están estructurados en cada caso de la siguiente manera: 1) patrones de asentamiento local previos a la incorporación dentro del imperio, 2) cambios en estos patrones de asentamiento durante el período de dominación y 3) la presencia de instalaciones imperiales en el valle. Segundo, se comparan los dos casos, señalando las que parecen ser las diferencias más significativas así como las similitudes entre ellos. Se sacan varias conclusiones en relación a los sistemas administrativos provinciales de cada imperio y las razones de las diferencias entre las dos ocupaciones. La ocupación Wari del Valle de Carahuarazo Patrones de asentamiento antes de la incursión Wari La ocupación Wari del valle de Carahuarazo comenzó en el Horizonte Medio época lB, aproximadamente 600 afíos D.C. (Schreiber 1978), probablemente durante la expansión inicial del imperio (Schreiber 1985). Inmedia· tamente antes de la incursión Wari, el patrón de asentamiento local estaba caracterizado por la presencia de siete aldeas pequeñas (1-2 hectáreas cada una) y unos 17 caseríos (algunos artefactos esparcidos que representan de una a cuatro estructuras individuales) que probablemente fueron asentamientos agrícolas ocupados estacionalmente (Gráfico 2). La mayor parte de las aldeas estaban entre los 3,000 y los 3,600 metros de altura y comprendían casas de forma circular, construidas con piedras partidas y fijadas con una mezcla de barro, las cuales estaban dispuestas de manera irregular. Los caseríos estaban dentro de un intervalo mayor de altitudes, entre los 2,800 y 3,800 metros, es decir por todas las zonas cultivadas y es posible que hayan estado vinculados con aldeas particulares. (El caserío de mayor altitud, aunque aparentemente está sobre los límites de cultivo, se encuentra en un lado protegido del valle en el cual las ecozonas se extienden hasta altitudes ligeramente mayores.) En el valle las aldeas estaban a una distancia relativamente igual unas de otras, aproximadamente con 3 kilómetros de separación. Este espaciamiento parejo no guarda relación con el tiempo de viaje entre los lugares, ya que puede tomar entre 30 minutos y tres horas el ir de una aldea a la próxima, dependiendo del terreno. El espaciamiento al parecer más parejo se aprecia en las zonas de captación agrícola, especialmente las zonas de producción de tubérculos. El intervalo de la mayoría de las altitudes de las aldeas, desde los 3,300 hasta 59 los 3,600 metros, corresponde al intervalo de la producción actual de tubérculos en el valle. Esto sugiere que la subsistencia agrícola estuvo basada fundamentalmente en el cultivo de papas. La presencia de algunos caseríos y una aldea en altitudes menores sugiere que también se producían algunos cultivos en aquellas alturas. En la zona alta de puna por encima de los 3,600 metros, además del cultivo de tubérculos, las estrategias de subsistencia también incluyeron, probablemente, la crianza de camélidos y la caza. La ubicación de varios sitios, incluyendo las dos aldeas más grandes, situadas a 3,600 m. -la ecotona entre las zonas de cultivo de tubérculos y crianza- sugiere que la ubicación del sitio puede estar relacionada a la necesidad de acceso directo a estas dos zonas. Esta adaptación a la "ecología vertical" andina es análoga de manera directa a aquella descrita por Murra (1972: 427468) basada en descripciones etnohistóricas de la sierra nor-central y el Altiplano del sur. Brush (1977: 10-15) y B.J. 1st Al (1978: 51-57) han dado ejemplos etnográficos de ecología vertical. Gri la sierra norte y centro. En la mayoría de estos casos se encuentra que los a:-,entamientos humanos tienden a localizarse en zonas de transición entre ecozonas de importancia, y con mayor frecuencia, entre las zonas de tubérculos y granos. Cada familia, ayllu, o aldea posee tierras o tiene derechos de usufructo de la tierra en cada una de las principales zonas verticales. Las aldeas son ubicadas de manera que proporcionen el mejor acceso a las zonas explotadas. En el caso del Valle de Carahuarazo antes del Horizonte Medio, la ubicación de los asentamientos en la zona de tubérculos, o en la zona de transición entre ésta y la zona de crianza que está por encima de aquella, sugiere que el cultivo de tubérculos y la crianza eran los medios de subsistencia de mayor importancia. Ningún sitio de este período estuvo ubicado en la zona de crianza de la alta puna, lo que sugiere que la mayor parte de la gente a toda la gente vivía en asentamientos permanentes ubicados en altitudes menores, a 3,600 metros o menos. (A pesar de que el estudio arqueológico se extendió únicamente hasta los 4,000 metros de altura, en las fotografías aéreas de las mesetas de ichu ubicadas encima de los 4,000 metros no se observa ningún lugar. Por supuesto, es probable que hubieran pequefíos campamentos temporales en la puna alta, pero no hay ningún indicio de restos arquitectónicos que sugieran la existencia de asentamientos más permanentes). Patrones de asentamiento durante la ocupación Wari Durante la ocupación Wari del valle (600-800 D.C. edad cronológica), se produjeron numerosos cambios en el patrón local de asentamientos (Gráfico 3). Las dos aldeas ubicadas a 3,600 m. de altitud, es decir en el intervalo superior de producción de tuberculos, fueron abandonadas. Una tercera aldea 60 fue abandonada y parcialmente destruida por la construcción del centro administrativo Wari, Jincamocco, en ese lugar. Se establecieron nuevos sitios a aproximadamente 3,300 m.; todas las aldeas locales continuaron estando caracterizadas por casas de forma circular construidas con piedras partidas. Probablemente, la mayor parte de los caseríos siguieron siendo ocupados estacionalmente, a pesar de que los cambios en la cerámica observados en las aldeas no se aprecian con claridad en los caseríos y, en consecuencia, no pueden ser identificados con absoluta certeza. Se establecieron dos pequeñas aldeas a 3,400 m., a lo largo del camino principal en los dos extremos del valle, las cuales se caracterizan por una arquitectura y artefactos algo atípicos. Al observar únicamente las aldeas locales de este período, se sigue apreciando un espaciamiento más o menos parejo. Sin embargo, en general se las encuentra en altitudes menores que en el período previo. Pero haciendo un análisis más profundo, la mayoría está en la ecotona ubicada entre las zonas de producción de tubérculos y granos, o están ubicadas en las zonas de producción de granos, es decir, altitudes de 3,300 metros o menos. Esto sugiere un cambio: de una agricultura de subsistencia basada únicamente en el cultivo de tubérculos a una combinación de cultivos de maíz y tubérculos. Un segundo grupo de evidencias apoya esta interpretación: aparentemente en esa época se construyeron andenes en gran parte del valle. La antigüedad de los andenes fue calculada siguiendo varias líneas convergentes de evidencias: 1) Los sitios destruidos por la construcción de andenes necesariamente son anteriores a la construcción de éstos, por lo menos por un corto período de tiempo. Estos sitios son poco frecuentes, pero casi siempre son anteriores al Horizonte Medio. 2) Las estructuras construidas sobre andenes tienen que ser posteriores a la construcción de los mismos. Estos casos también son raros pero la mayoría son bastante recientes, incluso modernos. 3) La contrucción de andenes cerca a los sitios y no en ellos, sugiere que éstos fueron ocupados al momento de la construcción. Todos los lugares en donde están ubicadas las aldeas del Horizonte Medio encajan en esta clasificación. (Este criterio no es tan claro como se podría esperar. El evitar la construcción de andenes en algunos lugares puede haber sido el resultado del no querer gastar fuerzas en desmantelar todos los muros de piedra de un sitio ya abandonado. O en todo caso, ya que frecuentemente los sitios están ubicados en ligeras elevaciones de terreno, es probable que allí nunca se construyeron andenes, ya que sería difícil proporcionarles agua de regadío; de allí que los sitios ubicados en esos lugares podrían incluso ser posteriores a la construcción de andenes). 4) La incorporación de otras estructuras en los mismos andenes, cuando no eran restos de sitios destruidos, posiblemente indique la contemporaneidad entre la construcción de la estructura y la del andén. Por ejemplo, un andén tenía incorporadas 16 qollcas (almacenes), lo que indica en este andén particular fue construido o reparado durante el Ho- 61 rizonte Tardío. S) Los diferentes estilos de construcción podrían diferenciar períodos de construcción de andenes. Se encontró que una pequeña área de andenes tenía un estilo sumamente diferente (muros de contención que se extendían por encima del nivel superior de andenes, formando un muro de 60 a 90 centímetros de altura a lo largo de cada andén) y se supone que esto podría representar otro esfuerzo de construcción, probablemente del Horizonte Tardío, según la asociación de estructuras construidas sobre y dentro de los andenes. 6) La construcción de casas sobre áreas niveladas de manera artificial, de similar construcción a la de los andenes, dentro de los sitios de aldeas, posiblemente comenzó en el momento en que se introdujo la tecnología de andenes en la región. Es típico que los sitios que datan del Horizonte Medio en adelante fueran construidos en terreno nivelado artificialmente, y aftanzados por muros bajos de contención. 7) La relación entre andenes y caminos proporciona un método algo indirecto para calcular la antigüedad relativa de cada uno. Comúnmente, los andenes fueron construidos cuidadosamente alrededor y no a través de los principales caminos en uso en el momento de la construcción de andenes, dejando una vía claramente identificable. Es probable que los caminos que tuvieron que bordear o pasar entre andenes, en algunos lugares, sean posteriores a la construcción de los andenes. Por ejemplo, un camino que entra al valle desde el norte, adyacente a una instalación Wari en el inicio de su descenso, forma una vía ancha y bien definida entre las áreas con andenes; esto implica que este camino era utilizado cuando los andenes fueron construidos. En cambio, un camiilO lnka más reciente que sube desde el puente colgante hacia el lado este del valle, es sumamente difícil de rastrear por ser un sendero estrecho y sinuoso que serpentea por entre los andenes; aparentemente fue utilizado después de la construcción de andenes en esa área. 8) Por último, la línea de evidencias más convincente -en mi opinión- pertenece a un cambio en los patrones de erosión en las laderas. Los andenes no sólo permiten un pequeño aumento de temperatura en el suelo y una mayor capacidad de retención de humedad, sino que también evitan la erosión del suelo cuesta abajo. Puesto que los suelos cuesta abajo podían erosionarse con mayor facilidad antes de la construcción de andenes, lo mismo pudo suceder con los artefactos ubicados sobre o en esos suelos. Por lo tanto, es probable que haya existido un movimiento de artefactos cuesta abajo mucho mayor antes de la construcción de los andenes. De hecho, los artefactos de los lugares cuya antigüedad es anterior al Horizonte Medio, se encuentran muy diseminados en áreas en las cuales se construyó andenes en una fecha posterior -en algunos casos a más de una docena de niveles de andenes cuesta abajo. (Por esta razón, la simple presencia de artefactos en un andén no fue utilizada como base para determinar su antigüedad). No se encontraron artefactos a más de dos niveles cuesta abajo de un lugar en zonas que comienzan abruptamente con sitios del Horizonte Medio o posteriores. 62 bstas !meas ,' o ,' ~-$,, ,~ ",' ,, Gráfico 5. Asentamientos locales e instalaciones imperiales lnka durante el periodo de dominación Inka. Se indican las curvas de nivel de 3,300 y 3,600 m. 85